La
habitación de Nona
son seis relatos cortos indirectamente relacionados entre sí, no por su acción o sus argumentos, sino por los similares motivos y elementos de emociones que se desarrollan entre cuento y cuento. Casi todos se relatan por narradoras protagonistas, en una edad en torno a la
adolescencia (hay también narradoras adultas) y en unos entornos muy comunes, una habitación, un
museo, una calle, y giran en torno a hechos cotidianos en ambientes
muy normales; sin embargo, en cada cuento se consigue crear un estado
de fantasía con intriga que, en muchas ocasiones, llega a
desasosegar; porque en todos, partiendo de ese mundo cotidiano, se
alcanza un misterio que queda en ese aire cotidiano, a veces sin
resolver. La cita de Einstein
al comienzo del primer relato es ilustrativa de las intenciones de la
autora: “La
realidad es simplemente una ilusión, aunque muy persistente”.
También
al hilo de la cita, atrae mucho en estos relatos la permanente
reflexión de la narradora sobre la ilusión de la realidad que
construimos, los recuerdos que seleccionamos, el temor ante un hecho
que no sabemos siquiera si existe o va a existir, el paso del tiempo,
las sensaciones al revivir un tiempo ya perdido, y las sensaciones de
miedo y angustia con que acompaña, acompañamos estas reflexiones.
Todo esto se hace con sencillez en la palabra, con naturalidad y
también dulzura. Y todo esto crea en el lector una profunda emoción,
al menos en cuatro de los seis relatos que el libro contiene. Y hace
recordar, y mucho, a otra maravillosa narradora, Carmen Martín Gaite y sus cuentos más melancólicos.
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