domingo, 4 de diciembre de 2016

"El año sin verano", Carlos del Amor

           Es la primera novela que escribe Carlos del Amor, periodista muy conocido por sus reportajes para La 1 y La 2 de la televisión española. El personal estilo que tienen sus reportajes culturales, tan vitales, tan reflexivos, con una mirada tan original y sensible, está también en este relato. Interesante forma de narrar, sin pretensiones, sin apenas adornos, sin intención de profundidad, y, sin embargo, lo que queda al leerlo es lo reflexivo y emotivo que resulta. También quizás con algún fallo de construcción en algún personaje, que solo intuyo, no encuentro; no quiero rebuscar. Al fin y al cabo, hasta el mismo Cervantes tuvo ese tipo de fallos en su obra maestra.

           Lo  más destacado de esta narración es, en primer lugar, el juego reflexivo que incluye el autor sobre la realidad y la ficción en el mundo de la literatura. Vemos un periodista que narra en primera persona su experiencia de un verano que pasó sólo en su casa y en el edificio dónde vive, y la búsqueda de información e inspiración que le sirviera para redactar su segundo libro ya comprometido con la editorial. Con estos datos y alguno más nos insinúa que la obra tiene un contenido de alguna manera autobiográfico; sin embargo, los hechos que parecen objetivos se narran en tercera persona, y muchos de ellos no pueden ser conocidos por él. Al final del relato, vuelve a dar una nueva y acertada vuelta de tuerca a la ficción-realidad que no desvelo, porque la novela es una búsqueda y una intriga.

          Y, en segundo lugar, y quizás es lo mejor del relato, Carlos del Amor nos habla de esas personas tan cercanas (físicamente) que son los vecinos de una comunidad, con los que nos encontramos diariamente a la salida de nuestros domicilios y de los que apenas podemos intuir algo de sus vidas. Vidas que quizás están llenas de grandes momentos de amor, quizás de terribles momentos de dolor, y que no llegamos siquiera a sospechar ante el amable saludo diario (si es que existe el saludo). Un pequeño puñado de historias tratadas con esa sensibilidad y originalidad que el autor sabe hacer tan bien en sus reportajes y que nos transmite dulcemente. Digno de leer.

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